No siempre, los más importantes hallazgos son realizados por prestigiosos investigadores de gran trayectoria y barba blanca, en ocasiones el entusiasmo y la persistencia lograr resultados muy significativos. Este es uno de esos casos, que involucra a un grupo de aficionados pero voluntariosos paleontólogos. El grupo está formado por vecinos de San Pedro, una bella ciudad turística y frutícola, situada a 165 kilómetros al norte de Buenos Aires, Argentina. Julio Simonini es ginecólogo, Fernando Chiodini, un jubilado, y Julián Blanco cursa estudios secundarios. El bichito de la paleontología los picó en diciembre de 1998, cuando José Luis Aguilar, técnico químico, descubrió mientras paseaba por un humedal, el fémur de un armadillo gigante. La mayoría de las especies provienen de los terrenos que la empresa Spósito S.A., cedió al infatigable grupo de aficionados, en la zona del Bajo Tala, a unos siete kilómetros del Río Paraná. Al poco tiempo de comenzar las excavaciones, Aguilar y sus amigos descubrieron en la franja gris-verdosa de la cantera, un verdadero cementerio de fósiles. Allí, bajo una costra de limo, aparecieron los restos de un Hippidion, un ancestro del caballo actual. Las incógnitas que rodean al yacimiento del Bajo Tala, despertaron el interés de la española María Teresa Alberdi, investigadora del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. En julio de este año, la paleontóloga recogió una muestra del suelo para determinar su edad mediante la técnica de la termoluminiscencia. Hasta hoy sólo se han relevado el 5% del cementerio de fósiles. Quién sabe cuantos tesoros aún quedan por descubrir, concluyó José Luis Aguilar.
(Nota extraída del diario El Mundo, España)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola
No conocía el Blog y me parece Fantástico.
Es muy bueno esto de los Paleontólogos Aficionados, pero...como hay de los Buenos, también hay de los otros...
http://www.capellan.es.tl/
Saludos.